Cuando murió mi hermano se desató en mí una inusitada furia por hacer desaparecer sus enseres en el menor tiempo posible. Todo lo que eran pertenencias suyas.
Fue tal mi ansiedad por cumplir con ese propósito. Estaba tan poseído por esa idea fija a la que hoy en día no encuentro explicación, que iba llenando bolsas de basura, una tras otra, y seguidamente bajaba al contenedor más próximo. Quería eliminar todo rastro de su presencia en aquella habitación de casa de mi madre, como si ese acto desesperado de asepsia pudiera llevarse de paso los muchos momentos difíciles que allí se habían vivido…
Era como si al alejar todo lo suyo del tiempo que nos tocaba vivir a los vivos pudiera desembarazarme de paso de todas las huellas dolorosas, borrarlas de mi memoria.
Fue tal mi ansiedad por cumplir con ese propósito. Estaba tan poseído por esa idea fija a la que hoy en día no encuentro explicación, que iba llenando bolsas de basura, una tras otra, y seguidamente bajaba al contenedor más próximo. Quería eliminar todo rastro de su presencia en aquella habitación de casa de mi madre, como si ese acto desesperado de asepsia pudiera llevarse de paso los muchos momentos difíciles que allí se habían vivido…
Era como si al alejar todo lo suyo del tiempo que nos tocaba vivir a los vivos pudiera desembarazarme de paso de todas las huellas dolorosas, borrarlas de mi memoria.
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